Saya trabaja para una compañía de seguros y vive con su hermano menor, que suele estar enfermo. Tenía que ir a ganar más dinero para tratar a su hermano menor, pero su trabajo era vender seguros. Invitó a un hombre en silla de ruedas a comprar un seguro, pero él dijo que debido al seguro no podía pagarlo. Perdió todo su dinero. Ante esas palabras, ella parecía haber perdido toda esperanza. Debido a que necesitaba dinero, este hombre la contrató para que cuidara su cuerpo. Después de quitarle la ropa y limpiarse el cuerpo, ella comenzó a hablar.